La luxación acromioclavicular es la separación que se produce en la articulación entre la clavícula y el acromion (parte de la escápula) en la parte superior del hombro, como consecuencia de un traumatismo. Es una lesión frecuente en deportistas de contacto (rugby, fútbol, etc.) que se genera por caídas directas del hombro contra el piso.
Existen 6 grados diferentes de luxaciones acromioclaviculares, siendo los grados I, II y III los más comunes. La violencia con que se produzca el traumatismo determinará la gravedad de la lesión de los ligamentos de contención de la articulación (ligamentos acromioclaviculares y coracoclaviculares) y el grado de la luxación articular.
El interrogatorio sobre antecedentes de golpes o
caídas directas con el hombro contra el suelo
pueden orientar al médico al diagnóstico. El
paciente se presenta con dolor en la parte
superior del hombro. Dicho dolor aumenta con la
palpación y la movilidad del miembro superior.
De acuerdo al grado de la lesión la deformidad
puede ser un signo clínico que lleve al
diagnóstico.
La radiografía de hombro comparativa y la
radiografía con carga suelen ser suficientes
para confirmar esta lesión.
La resonancia magnética sirve para el
diagnóstico de lesiones asociadas.
El tratamiento dependerá del grado de la luxación.
En la actualidad, para las luxaciones acromioclaviculares agudas (entre 7-10 días de producida la lesión), grado III y V, se pueden utilizar técnicas artroscópicas para la reparación. Mediante estas técnicas mínimamente invasivas se colocan dispositivos similares a “botones”, unidos por suturas de alta resistencia (Fibertape) colocados por encima de la clavícula y por debajo de la apófisis coracoides, con el objetivo de reducir la luxación articular.
Pasada la etapa aguda se considera la luxación como crónica. En las luxaciones crónicas, se debe agregar un injerto de tendinoso extraído del propio paciente o de un banco de tejidos para realizar la reconstrucción de la articulación acromioclavicular.
Para las luxaciones grado IV y VI no se pueden utilizar las técnicas artroscópicas y se realizan las reconstrucciones en forma abierta.
El post-operatorio consiste en 6-8 semanas de inmovilización con cabestrillo para facilitar la cicatrización de los ligamentos y luego la rehabilitación para restaurar la movilidad y finalmente la fuerza muscular.